Inicio » Archivos-7 » Retrato de Enrique Cuellar
Comencé a formar parte de Haulotte en julio de 2017 como Director de finanzas para la zona de las Américas. Me mudé a Virginia Beach con mi esposa Nayeli, con la que llevo 17 años felizmente casado, y con nuestros tres hijos: Enrique, de 15 años; Emiliano, de 12 años; e Isabella, de 10 años. A los tres les encanta jugar a fútbol, y se podría considerar que ese es mi hobby de los fines de semana.
Mi equipo de fútbol favorito es de México, el Club de Fútbol Tigres, donde juega el francés Pierre Gignac. En México, mi tierra natal, el fútbol es una parte de nuestra cultura; crecemos viendo y jugando partidos de fútbol.
Empecé a entrenar a niños hace 8 años cuando los míos empezaron a jugar a fútbol. Todo comenzó cuando los llevaba a entrenar y me di cuenta de que no podía quedarme callado en la banda. Desde entonces, decidí entrenar yo mismo al equipo de mis hijos. Siempre he querido dar a mis hijos feedback sobre su manera de jugar pero sin contradecir al entrenador, así que decidí aprender yo a entrenarles. Además, cuento con la experiencia que obtuve jugando al fútbol en México de joven. Ha sido una experiencia verdaderamente gratificante; sobre todo porque hay chicos y chicas en el equipo que no saben jugar a fútbol y, para cuando acaba la temporada, han hecho grandes cambios. El objetivo principal es que se diviertan.
La última vez que entrené fue el invierno pasado con un equipo de fútbol sala formado por niñas de 9 y 10 años, el «Beach FC Dragons». Aunque llegamos al campeonato, perdimos 3 a 0 en la final. Pero fue una experiencia muy gratificante pues, al comenzar la temporada, teníamos muy pocas esperanzas de avanzar, ya que parte de nuestro equipo eran nuevas y con poca experiencia.
El año pasado también entrené a un equipo sub-15 (con jugadores menores de 15 años) en una liga de fútbol sala aquí, en Virginia Beach. Fue fantástico, porque habíamos ganado todos los partidos pero el último de la temporada regular lo jugamos contra un equipo invicto y perdimos 5 a 0. Tras la temporada regular, avanzamos hasta los playoffs y yo sabía que tendríamos que volver a jugar contra ese equipo en la final, así que tuve que cambiar un poco la estrategia sin dejar de motivar a los chicos. Funcionó de maravilla; tanto, que ganamos 4 a 0 en la final. Otro campeonato interesante en el que participamos fue el Campeonato Nacional de Fútbol Playa en 2018; mi equipo salió invicto y quedó en primer lugar. Esa fue la primera vez que entrené a un equipo de fútbol playa.
Estoy deseando que llegue este verano, ya que se celebra el Campeonato Norteamericano de Fútbol Playa aquí, en Virginia Beach, y tendré la oportunidad de entrenar a dos equipos: uno de chicos de 16 años y otro de chicos de 12. Será un auténtico reto, ya que competirán contra deportistas juveniles de élite. Este año tenemos el objetivo de ganar los dos Campeonatos Norteamericanos de Fútbol Playa. He reunido a los mejores jugadores, por lo que espero que podamos alcanzar un nivel óptimo de competición.
Lo que más me gusta de entrenar es cuando los niños acaban el partido después de haber puesto todo su empeño; sobre todo con aquellos que son un poco más complicados de entrenar porque sus habilidades no están al nivel del resto. También disfruto observando el progreso que hacen desde el principio de la temporada y hasta el final. Por ejemplo, en la última temporada de fútbol sala, tuvimos a una niña que se tiró toda la primera clase llorando y negándose a entrenar. Le daba miedo y vergüenza pero, al acabar la temporada, no había quien la sacara del campo. Estas cosas hacen que merezca la pena.
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