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Haulotte sabe que puede contar con el compromiso de los equipos de todo el mundo cualquier día de la semana. Pero nuestra fortaleza yace en unir diversas culturas, historias y personalidades, cada una de las cuales agrega valor a las actividades diarias.

Chris Gibson, el campeón de pesca, nos cuenta sobre esto.

Me dieron la bienvenida al equipo de Haulotte/Bil-Jax en diciembre de 2019 para dirigir los departamentos de Comercialización y Cuentas Nacionales de Bil-Jax. A principios de 2020, me convertí en el vicepresidente de Ventas y Comercialización de Bil-Jax. Vivo en Toledo, Ohio, junto a mi esposa, Brenda, nuestro perro adoptado del refugio, Freeway, y un gato llamado Snooky. Tenemos dos hijas adultas que viven por su cuenta.

Cuando era pequeño, me fascinaba ver cómo mi tío usaba una caña para mosca y atrapaba peces. Él debe haberlo sabido, ya que, cuando crecí, me regaló su caña de pescar luego de fallecer. Comencé a usarla de inmediato en los ríos de los alrededores de Cincinnati, Ohio, y pronto me volví adicto a la pesca con mosca de trucha.

Con el paso de los años, adquirí cada vez más equipamiento de pesca, y tengo la suerte de haber formado grandes recuerdos de la pesca con mosca en muchos tipos de ríos, arroyos y lagos en todo Estados Unidos. Creo que mi pasión por la pesca con mosca surge de tres fuentes.

Con la familia

La conexión con la naturaleza debe ser la primera fuente. Las truchas viven en áreas preciosas, donde las aguas son frescas, transparentes y limpias. La conexión emocional y espiritual que surge de la naturaleza me brinda la oportunidad de reflexionar sobre lo importante, además de recargar mis energías.

Pescar trucha es muy desafiante. La trucha es escurridiza, inteligente y tiene un comportamiento alimentario que se desarrolló durante miles de años. El enfoque necesario para analizar y adaptarse al mismo tiempo a muchas variables diferentes para engañar a una trucha y que atrape la mosca es un reto del que jamás me canso.

Perseguir a las truchas durante un día entero es relajante y divertido, pero un día en el agua no se podría completar sin la pesca de la trucha. No solo obtengo la satisfacción y adrenalina que ofrece poder engañar a una trucha escurridiza para que tome la mosca, sino que, una vez que la atrapo, puedo liberarla de vuelta a la naturaleza para que alguien más disfrute de esa sensación otro día.

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